viernes, 5 de abril de 2013
El mundo no es a veces el paraiso que deseamos...
El mundo no es a veces el paraiso que deseamos...
En mi mundo quimérico asomé la cabeza por esa ventana que decidí no abrir... y he visto oscuridad, he visto tristeza, he visto soledad, he visto incomprensión, he visto indiferencia.
Al volver a mi mundo paralelo me doy cuenta que tengo la bendición de caminar en el paraíso, uno que decidí crear, ajeno a todo aquello que me rodea pero que jamas dejó de existir.
Y ahora me pregunto si esta bien que asome la cabeza de vez en cuando....aunque mi corazón sienta un literal dolor, dificil de consolar.
El mundo no es a veces el paraiso que deseamos...
Soñando con un mundo mejor, he dejado la puerta abierta para darle bienvenida a quien quiera ser participe de la brisa del viento, del sonido del mar, de la música y los sueños. He anhelado que este mundo vaya creciendo, en la medida que mas y mas gente siga entrando en el y decida quedarse en el. A veces cuando asomo la cabeza, es inevitable extender la mano de quien cerca pasa... y olvido que es un error hacer pasar por la ventana a alguien que debería pasar por la puerta, aquella que siempre ha estado abierta para todos.
El mundo no es a veces el paraiso que deseamos...
Alguna vez estuve afuera, mirando con desprecio aquel lugar. Alguna vez estuve afuera y no podía ver que aquella puerta siempre estuvo abierta. Había una fiesta en una casa a la que no había sido invitada, sin saber que estaba abierta al público en general. Y es que desde fuera es dificil entender que hay quien puede ser feliz. Asi como desde dentro es dificil volver a mirar por esa ventana...
El mundo no es a veces el paraiso que deseamos...
Y quisera ver en esta fiesta a cada ser que amo. Quisiera que pudieran ver la puerta. Pero el mundo no es siempre el paraiso que deseamos. El dolor, la tristeza, la soledad, la negatividad, son animales hambrientos fuera del paraiso. La maldad, la envidia, la codicia, la mentira, son animales hambrientos con disfraces atractivos.
El mundo no es el paraiso que deseamos...
Hoy he dado un paseo fuera del paraiso, con miedo a perder de vista la puerta de entrada...
Y entendí que vivir en el paraiso no es paraiso sino puedo compartirlo con mas personas. Y comprendí que era necesario arriesgar y salir para tomar mas manos y contarles lo bello que es alla adentro. Y entendí que una vez que estuvimos dentro sería imposible que pudieramos perder de vista la puerta de entrada.
El mundo no es el paraiso que deseamos...
Mi rebeldía en el mundo alla afuera me hizo encontrar el camino y puerta a ese paraiso. Mi rebeldía en el paraiso me hizo salir de el para intentar invitar a otras personas a ese mundo en el que vivo.
No me conformo con asomar la cabeza ahora que estoy aqui. Como jamas me conforme a quedarme fuera siendo expectadora de un mundo al que siempre fui bienvenida.
El mundo no es el paraiso que deseamos, es el que construimos...
miércoles, 3 de abril de 2013
¿Quién muere lentamente?
Poema de Martha Medeiros (atribuído erróneamente a Pablo Neruda)
Muere lentamente
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
... Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
quien se transforma en esclavo del hábito,
repitiendo todos los días los mismos trayectos,
quien no cambia de marca.
No arriesga vestir un color nuevo y no le habla a quien no conoce.
... Muere lentamente
quien hace de la televisión su gurú.
Muere lentamente
quien evita una pasión,
quien prefiere el negro sobre blanco
y los puntos sobre las “íes” a un remolino de emociones,
justamente las que rescatan el brillo de los ojos,
sonrisas de los bostezos,
corazones a los tropiezos y sentimientos.
Muere lentamente
quien no voltea la mesa cuando está infeliz en el trabajo,
quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño,
quien no se permite por lo menos una vez en la vida,
huir de los consejos sensatos.
Muere lentamente
quien no viaja,
quien no lee,
quien no oye música,
quien no encuentra gracia en si mismo.
Muere lentamente
quien destruye su amor propio,
quien no se deja ayudar.
Muere lentamente,
quien pasa los días quejándose de su mala suerte
o de la lluvia incesante.
Muere lentamente,
quien abandona un proyecto antes de iniciarlo,
no preguntando de un asunto que desconoce
o no respondiendo cuando le indagan sobre algo que sabe.
Evitemos la muerte en suaves cuotas,
recordando siempre que estar vivo exige un esfuerzo mucho mayor
que el simple hecho de respirar.
Solamente la ardiente paciencia hará que conquistemos
una espléndida felicidad.
* Que oportuno poema, para un día gris...
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